Periodismo, el de antes

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La película Los archivos del Pentágono (Spielberg, Streep, Hanks) ha vuelto a ponernos sobre la pista de aquel periodismo que tiraba p’alante contra viento y marea. Por si no habíamos tenido bastante con Spotlight y sus revelaciones sobre la pederastia que corroía a la Iglesia Católica en EEUU, el Washington Post le da relevo al Boston Globe con el tema de aquellos papeles que demostraron las mentiras de varios gobiernos norteamericanos en relación con la guerra de Vietnam (papeles, por cierto, que el New York Times también aireó).

Estas pelis a mí me llenan de nostalgia. Hubo un tiempo, antes de internet, en que la prensa, como mascarón de proa de un complejo informativo que incluía radio y televisión, sostuvo la idea (ficción tal vez, pero suficientemente verosímil) de que el periodismo era capaz de tenerse de pie frente a los poderes institucionales y de facto. En el nombre del pueblo y de sus derechos democráticos. Ahora, sin embargo, ya no somos capaces ni de fingir semejante desafío. Pobres de nosotros.

Los viejos periodistas (estoy pensando en la intervención de Gregorio Morán en el último Congreso de Periodismo Digital celebrado en Huesca) nos empeñamos en sostener que, en lo referido a la información, cualquier tiempo pasado fue mejor o al menos más interesante.

Todos nos acordamos de la entrevista que Iñaki Gabilondo le hizo a Felipe González en TVE a cuenta de los GAL y el señor X. La ves ahora, pillándola en Youtube, y flipas. Qué tensión (la del interrogatorio) y qué independencia (la del periodista). ¿Se imaginan ustedes que ahora Mariano Rajoy accediera a dejarse preguntar en directo por Ana Pastor… para aclarar su presunta relación con la caja B del PP? No, claro. El actual presidente del Gobierno español no entiende la información como democracia deliberativa sino como algo que ha de ser controlado, domeñado y manipulado sin contemplaciones. En eso coincide con Nixon, claro. Solo que a Dick el Mentiroso las revelaciones periodísticas le costaron la dimisión, mientras que a nuestro Mariano… Pues eso.

José Luis Trasobares

Columna publicada en El Periódico de Aragón