Eliseo Bayo, una carrera periodística de aventuras y reportajes sociales

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VÍCTOR J. RODRÍGUEZ

Eliseo Bayo ha recibido recientemente el Premio a la Trayectoria de la Asociación de Periodistas de Aragón, una trayectoria plagada de batallas, investigación, censuras y, sobre todo, reportajes sociales, económicos y políticos. Su obra podría dar para una película. Ha publicado decenas de libros periodísticos de reportajes, poesía y novelas, muchos de los cuales fueron censurados, prohibidos y vieron la luz años después de haber sido escritos.

Empezó a estudiar en la Escuela Oficial de Periodismo de Barcelona en 1958, a los 18 años. Llegó de Caspe sin conocer nada de la ciudad y se encontró con “los hijos de la burguesía alta de Barcelona”. Tenía que ganarse la vida y, como no quería ser una carga para sus padres, encontró un empleo en una agencia de seguros. “Había que lanzarse a la aventura”.

Durante los primeros meses de curso se presentó en su clase un editor de la revista La Jirafa, que iba a la escuela de periodismo para buscar a “alguien que supiera escribir un gran reportaje de crítica literaria sobre César González Ruano”. Eliseo se prestó a hacerlo y al día siguiente  presentó un reportaje, “eran como quince folios, yo había leído todo lo que había que leer sobre González Ruano y para ponerme más al día me fui a una librería de viejo, a hablar con alguien que sabía mucho de su obra”. Se publicó en la revista, que entonces dirigía Rafael Borrás y “al cabo de quince días me llama y me dice: hay una carta de César González Ruano, pregunta que <<¿quién es ese escritor que ha escrito lo mejor sobre mí?>>. Me citó en el hotel Manila de Las Ramblas. Era un hombre brillante. Me propuso ir a Madrid de secretario con él. Me entusiasmó la idea, aunque finalmente no fui. Me pagaron por esa colaboración”. Ese fue el primer artículo de Eliseo Bayo y ya había conseguido sorprender a un gran escritor y publicar en una revista.

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Eliseo cuenta que en la Escuela les daba clases el prestigioso periodista Manuel del Arco, quien ya escribía en Heraldo de Aragón en los tiempos de la República. Les mandaba hacer muchas prácticas. Uno de los primeros encargos fue un reportaje sobre la plaza de Cataluña. El día que lo presentó, “¿en qué se diferenció mi trabajo de los otros? todos mis compañeros también estudiaban filosofía y letras o historia del arte e hicieron un reportaje de tipo artístico, monumental. Pero yo hice una cosa totalmente distinta, hice entrevistas a la gente que se sentaba en las sillas que había en la plaza, me contaron que se pagaban, me hablaron sobre quién las alquilaba, sobre un banco en concreeto, sobre escultura de la Diosa de Clarà de mármol, que fue la primera mujer desnuda exhibida en una plaza pública”. Al leerlo, del arco dijo a todos los alumnos: “indudablemente, el único periodista que hay en esta clase es este tío. Viene de un pueblo y ve las cosas por primera vez”.

Trayectoria en los medios

Durante sus años de carrera empezó a escribir para la revista Solidaridad Nacional. Con una sonrisa narra que, para entrar, copió un artículo de Andrés Revés, el columnista de ABC más famoso de la época y se lo presentó al director. “Lo leyó y dijo que no era bueno, después le enseñé el recorte. Yo había cambiado el título y la firma, pero lo había copiado entero. Se enfadó, me llamó osado, pero me dijo que le había ganado y que si le llevaba un escrito mío y le gustaba lo publicaría. Yo le dije que quería hacer un reportaje”.

Conoció a un fotógrafo, José Sánchez Martínez, que llegó a ser uno de los más importantes de la época y juntos se embarcaron en un reportaje sobre el mar. Quería conocer cómo viven los pescadores, cómo pescan y comen en el mar. “Vamos a la Barceloneta, al puerto, veo el mejor barco y pregunto ¿dónde está el patrón? soy del ABC de Madrid, (era un cuento). Le dije al capitán <<Estoy buscando el mejor barco para salir a pescar y no se si es el suyo>>. Se picó y nos invitó. Hicimos el reportaje de la pesca, luego hice otro sobre cómo vienen los camiones de Galicia, conseguí meterme en uno de ida y otro de vuelta. Ese fue el segundo reportaje. Después, hice otro sobre el mercado, la subasta. Hice cinco reportajes sobre los hombres del mar y los presenté tal y cómo los necesitaba un director, con ladillo, títulos, subtítulos, pie de fotos y ni una coma fuera de su sitio. Estuve mucho tiempo fuera, me salté las clases y mes y medio después los llevé a la revista. El mismo día levantaron lo que había y publicaron el primero de mis reportajes. El director me felicitó y me dio la mano”. Aquel fue el primer reportaje social publicado en un medio desde la posguerra. “Fue una bomba en Barcelona”.

Más adelante trabajó para Noticiero Universal, al cargo de una sección llamada ‘Las noches de la ciudad’, sobre la actividad nocturna de Barcelona, desde las 9 hasta las 4 de la madrugada, cubriendo conferencias, entrevistas, estrenos de teatro, “en un restaurante cenaba Orson Welles o tal estrella del cine…” era un periódico de tarde. “Me llamaron para trabajar en un montón de sitios. Aprobé la carrera, pero ni me acuerdo de las clases, trabajaba mucho”.

También recibió una llamada de Mario Lacruz, director literario de la editorial Plaza y Janés, para pedirle la traducción del latín de las confesiones de San Agustín, tres libros que faltaban por traducir y salieron publicados en edición de piel. Con la editorial publicó también sus primeros libros, ‘Blanco y negro en el Congo’ y ‘Petróleo’ en 1962, reportajes hechos libros. De esa época destaca también una redacción de guiones para un programa de televisión. “Hice guiones y se aprovecharon de ellos en TVE de Miramar en Barcelona”.

Llegada a Zaragoza y Heraldo de Aragón y encarcelación

Eliseo realizó el servicio militar en el cuartel de pontoneros en Zaragoza. “Fui a ver a Antonio Bruned Mompeón, al Heraldo de Aragón“, buscando trabajo. Le reconoció por sus reportajes de ‘Noches de la ciudad’ y decidieron hacer una sección llamada ‘La ciudad al descubierto’, sobre lo que pasa por el día en Zaragoza, que salía publicada tres veces por semana. Antonio llamó al coronel de Eliseo y, para permitirle trabajar, llegaron al acuerdo de que de vez en cuando publicara cosas sobre el trabajo de los pontoneros. También en Heraldo realizó una sección llamada  ‘Radiografía de los pueblos de Aragón’, a dos páginas, sobre cómo cambiaban los pueblos desde el punto de vista económico y social.

Las cosas le íban muy bien a Eliseo, sin embargo, su trayectoria en el Heraldo de Aragón se vio truncada por un problema con la ley. Él hacía mucho “activismo de la época” y, mientras estaba de viaje en Francia “pasaronn cosas en Zaragoza, alguien dio mi nombre y me vincularon con un delito. Me localizaron. Me condenaron en un consejo de guerra y me metieron al penal de Burgos”. Perdió su trabajo en Heraldo y se distanció  de Antonio Bruned. En su estancia en la casa de Independencia 29 publicó más de cien reportajes de corte social.

En la cárcel se encontró con “unos 600 presos políticos, de los cuales 400 llevaban 20 años en la cárcel y estaban condenados a muerte”. Allí empezó su militancia política. “Hice periodismo clandestino. Fui corresponsal de Radio Española Independiente desde el penal, enviaba crónicas y reportajes para la radio, hice la historia de ‘100 condenados a muerte’, que escribía en papel cebolla y las sacaba destrangis”. Gran parte de sus artículos no pudieron publicarse, porque “Carrillo los censuró, estaba en la política de reconciliación nacional”. Hizo un periódico clandestino, con otro periodista, Antonio Jiménez Pericas. “Lo leían los presos por grupos, también una emisora clandestina, que hacíamos por la noche, hice la lucha por la libertad de conciencia, la ganamos y finalmente salí en libertad. Pero en aquella época estaba maldito”.

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Revistas Destino, Gaceta Ilustrada e Interviú

Tras su periplo en la cárcel, recibió la llamada de la revista Destino. Sus reportajes sociales de Solidaridad Nacional seguían siendo recordados y “me dijeron que los querían en Destino”. Empezó a hacer reportajes por toda España, “salían en primera página, me recorrí todo el país hablando de todo”. En esa época publicó el libro ‘Sueños, discurso y destrucción de los inocentes’ de la editorial Novaterra, de Barcelona, cuyo contenido era tan polémico que Manuel Fraga Iribarne lo secuestró y ordenó guillotinarlo. “Fue el primer libro guillotinado desde la inquisición. Secuestraron la revista un montón de veces durante los cuatro años que estuve en Destino”.

Durante los años 70 se vio envuelto en varios procesos judiciales y fue encarcelado varias veces, impidiéndole la justicia publicar. Durante un tiempo estuvo trabajando para la Gaceta Ilustrada. Alguno de los trabajos que recuerda para dicho medio son la entrevista a un miembro del FRAP que sería fusilado, sus viajes por Alemania para ver los grupos políticos en el exilio, sus reportajes sobre la masonería en París y, cuando el director le pidió “algo más fuerte” realizó ‘Atentados contra Franco’, que se publicó más adelante como libro, narrando los más de 20 intentos. Eliseo afirma que conoció a quienes los llevaron a cabo.

En 1975, tras una de sus salidas de prisión, recibió una llamada de Luis María Ansón, director en La Vanguardia. Le ofreció colaborar en una serie de reportajes de gente política que iba a “mandar en España”. Eliseo entrevistó a Enrique Múgica, a quien conocía de su estancia con él en la cárcel de Burgos. “Le hice una gran entrevista que le costó la carrera, era muy extensa y le cambiaron el título por ‘el hombre que manda en Felipe González’. No recuerdo cuál puse yo, pero le perjudicó”.

En 1976 recibió la llamada de Antonio Asensio, que acababa de fundar Interviú. “Hacía unos meses que estaba funcionando, quería que formara parte de la revista, incluso me ofreció acciones, pero las rechacé, le dije que me pagara bien y punto”. Fue nombrado coordinador general de reportajes y trabajó en la revista durante cinco años. “De los 80.000 ejemplares que vendían cuando llegué pasaron a los 960.000 cuando me marché”. Llegó un momento en el que dejó de interesarle el periodismo que empezaron a hacer.

Otros trabajos

Volvió a la cárcel por otro proceso y le fue impedido publicar. Tiempo después, un compañero de la escuela, Juan Alfonso Durán, que dirigía una gran empresa química en Barcelona, le ofreció dar un paso adelante en su carrera, aunque en otra dirección distinta a los reportajes sociales. “Me dijo <<Tengo un trabajo extraordinario, te vas a ganar bien la vida. Tenemos un grupo de diez revistas técnicas en la empresa, recorre todas las fábricas del país y explica el proceso de mantenimiento y cómo funciona una empresa>>. No conocía ese mundo. Estuve en todas las empresas químicas y publiqué cerca de cien reportajes para las revistas del grupo. Tuve un conocimiento sobre la empresa de España extraordinario”.

En ese tiempo escribió una novela titulada ‘La niebla es un espejo vacío’ y recibió un encargo de Alfonso Guerra, quien aún estaba en la oposición con un grupo que tenía montado en Barcelona. “Tenía montada una revista y cuando estaba en Interviú les saqué en un montón de historias, por lo que teníamos buena relación. Fuí editor y director de la revista. Un día me equivoqué con un reportaje duro sobre la oligarquía vasca y los proyectos de la época. Guerra me llamó y me dijo que Miguel Boyer se había  enterado de quién la financiaba y le pidió su cabeza o la mía y me dijo <<comprenderás que no es la mía>>. Se acabó mi estancia”.

Además, tiempo antes había montado otra revista, Repórter, sobre grandes reportajes. “En esos años hablé del origen de las principales fortunas de Andorra, la matanza de judíos en la frontera, escándalos tremendos sobre la banca…todo esto que está saliendo ahora ya lo conté en la época. También monté la revista Actual y la coloqué en 80.000 ejemplares, tipo Tiempo, de corte político”.

Alejamiento de los medios

En los años 80 Eliseo se alejó de los medios de comunicación. “Empezaron a pegarme palos quienes yo había atacado en Interviú y otra gente molesta con mis publicaciones”. Afirma que, pese a su relación con políticos y empresarios, “nunca cobré nada extra de nadie, siendo que yo había subido a muchos políticos”. Cuando acabó, se marchó con un amigo, nieto del general Prim, Conde de Reus, “nos fuimos un año de viaje a Brasil, en la selva del Amazonas, donde conocimos tribus de indios. También fuimos a Fortaleza, a cazar tiburones, fue un año sabático”. De las experiencias vividas aquel año publicó el libro ‘Cazadores de sombras’.

Sin embargo, alejarse de los medios tradicionales no supuso una retirada del periodismo. Emprendió nuevamente y montó una revista de inteligencia privada en Barcelona, que funcionaba por suscripción, llamada Prioridad. Revista de Inteligencia. Funcionó durante unos años. Ya en los años 90 se marchó a México con su mujer mexicana y “descubrí la cultura antigua, empecé a estudiar por mi cuenta”. Regresó a Barcelona, luego a Caspe y se matriculó en Historia del Arte.

En sus últimos años en activo, empezó a trabajar como asesor periodístico de comunicación para empresarios. “Viví cosas curiosas. He sido asesor seleccionando muy bien a quién me llama y qué tengo que hacer. Con criterio objetivo y nunca sobre temas que puedan encubrir en conspiración o delito, sino todo lo contrario, luchando en contra”. Asegura que tiene contactos internacionales, “mi vida es la información, manejo información que no se puede publicar”.

El último medio para el que colaboró fue una revista valenciana 7 días, de crónica y política internacional que desapareció. “He publicado muchísimas cosas fuera de España, hasta en Kazajistán, sobre problemas políticos. Estoy en Human Forum, una asociación de 34 países con rectores de universidad, ahí escribo cosas que no van dirigidas al gran público, pero son problemas estratégicos que van a determinadas áreas de discusión política”.

Periodismo actual

Afirma que el periodismo en que él se movió durante gran parte de su carrera y el actual son muy distintos.  “Durante el franquismo los directores de medios obedecían consignas políticas, pero eran directores, grandes profesionales, podían tener sus ideas políticas determinadas y su apoyo a Franco o no, pero la finalidad de la prensa era conseguir lectores y vivir del lector. Sabían que cuanto más lío metieran mejor vivían. Si se metían con un banco ganaban lectores. Pero ahora no, porque los bancos silencian eso, los periódicos pierden lectores y los directores están metidos en una jaula haciendo negocios con aquellos que se han convertido dueños de los periódicos, es una censura más peligrosa que la de entonces”.

“Había mayor independencia, se permitía publicar muchas cosas. Durante los cinco años antes y después de morir franco hubo un montón de editoriales de izquierdas y desaparecieron todas. También hubo asociaciones de vecinos con una fuerza política extraordinaria que no interesaban a los partidos y no convenían. Se encargó la izquierda tradicional y las grandes corporaciones sindicales de hacerlas desaparecer. ¿A dónde les ha conducido esa política? si a ti te pagan tienes que estar al servicio de quien te paga. Esas es la diferencia entre una época y otra”.

Durante la dictadura “publiqué muchos reportajes, unos fueron censurados y otros no. Ahora se lucha, pero observa que las víctimas de la corrupción son políticos, pero no los que se benefician realmente de ella. Se dice en los medios quién es un corrupto y quién ha cobrado mucho dinero pero los que no aparecen nunca son los que se benefician de los actos que firmó el corrupto. Empresas de construcción, eléctricas… estamos gobernados por ellos, los bancos son dueños de los periódicos y lo fundamental no saldrá publicado”.

Afirma que en todas las publicaciones que ha estado han subido sus lectores, “miles y miles de lectores” y que “el papel se hunde por la política de la dirección de las partidos. Ahora los periódicos son el sub-mini boletín oficial del estado, eso no gusta, la gente se va, deja de leer la prensa”. También insiste en que “la prensa tiene una importancia extraordinaria, porque lo que dices va en serio, te arriesgas con lo que publicas, porque tienes que medir lo que dices y la gente exige una responsabilidad, ese es el poder de la prensa en papel. Ahora el periodismo de investigación no existe, se limita a que un grupo entrega un dossier a un periodista para joder a otro grupo. Es una lucha política, por arriba, para re-acomodos políticos, el drama de este país es verdad”.

Actualidad

El plan para el ahora es terminar la tetralogía que está escribiendo acerca de lo que ha ocurrido en España en los últimos 200 años, real y objetiva, “cuento las claves de dónde condujeron unas cosas a otras, detalles que la gente no ha visto nunca”.

El premio de la Asociación lo ha recibido “con una satisfacción extraordinaria, que los compañeros se acuerden de uno siempre gusta. La gala de entrega fue un acto muy bonito, quizás me extralimité un poco en el tiempo de mi discurso de agradecimiento, pero porque estábamos entre amigos, estoy muy agradecido”. Sobre la APA afrima que “hace un trabajo titánico, bombardeando de iniciativas, cursos, podríamos hacer cosas, foros o historias”.

Y a los periodistas que hoy están en paro y no saben cómo salir adelante, les aconseja “que no se sientan frustrados, tienen que luchar, que formarse, estudiar, ver, estar abiertos a todo. Sorprender al director, que está en una jaula, porque si le das un reportaje trabajado lo publicará, sin que te metas con nadie. En el pueblo donde yo vivo hay noticias que darían la vuelta a España, así que tienes que estar atento a lo que pasa y moverte. Realmente nadie necesita consejos, yo todo lo que hice salió de mi, hice lo que quise hacer y puse remedios para hacerlo”. Apunta que “cuando era coordinador de reportajes de Interviú, venía mucha gente. A los que me decían que querían colaborar, les señalaba la puerta; si preguntaban qué podían hacer, puerta; que venían con una lista de temas, puerta; pero cuando venía un tío con un reportaje hecho, si me gustaba lo compraba”.

“No pienses en las dificultades, supéralas, hay mil historias que contar. El periodismo podría tener un futuro extraordinario, porque hay muchas cosas que contar”.